Ruta 2  Un paseo por el centro I
 Bibrambla, Catedral, Capilla Real, Alcaicería... 




Para hacer caminando.
Inicio: Gran Vía.
Final: Gran Vía.
Coche: Imposible aparcar; parking subterráneo más cercano: Plaza de San Agustín.
Autobús: Líneas 1, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 11, C, F.
Taxi: Plaza Nueva, Gran Vía, Plaza Trinidad, Puerta Real.
Tiempo estimado sin paradas ni visitas: 1 hora.
Observaciones: No existe ningún itinerario que cubra todos los monumentos de la zona sin resultar "rebuscado". La ruta propuesta permite visitar lo más importante, típico y pintoresco.

La Gran Vía es una de las calles principales de la ciudad, plagada de edificiones de finales del s. XIX y principios del actual. Algunos se encuentran en un estado ciertamente lamentable, pero afortunadamente están abundando las iniciativas privadas que están permitiendo la restauración de muchas fachadas. Nosotros comenzaremos el itinerario en la parte inicial de la Gran Vía (el extremo que da a la Plaza de Isabel la Católica), en la acera opuesta a la de Los Italianos, donde podemos saborear exquisitos helados.
Nota: en esta zona hay que tener cuidado con los robos y los abusos a los que someten algunos individuos a los turistas. Sobre todo proliferan las claveteras, mujeres que pretenden "regalar" un clavel o una ramita de romero, para luego ponerse realmente pesadas pidiendo dinero. Nunca hay que hacerles caso ni aceptar nada de lo que "ofrecen".
Bajaremos por la típica calle Oficios, siempre con la mole de la Catedral a nuestra derecha. Al poco tiempo nos encontraremos a nuestra izquierda la Madraza árabe, acabada de construir en 1349 por Yúsuf I, y del cual sólo se conserva el oratorio, de visita imprescindible pues nos recuerda a las más recargadas salas de la Alhambra. Con los Reyes Católicos pasó a ser Casa de Cabildos, y actualmente es propiedad de la Universidad de Granada.
Justo en frente de la Madraza, algo más abajo, nos encontramos con la impresionante Capilla Real, muestra de arte ojival, de visita obligadísima. Construida junto a la Catedral entre 1506 y 1521, contiene en una cripta los restos de los Reyes Católicos, sus hijos D. Felipe y Dª Juana y su nieto el Príncipe D. Miguel. Imposible detallar aquí todo lo que podemos contemplar, aunque destacaremos los sepulcros reales, la reja de hierro forjado y el Archivo.
Llegados al final de la calle Oficios torceremos a la izquierda para introducirnos en una de las calles más bellas de Granada, la Alcaicería. Esta calle y todas las adyacentes (Zacatín, Oficios, etc.) componían el centro artesanal de la ciudad árabe (la Morería), y es por ello que muchas calles tienen nombre de gremios o profesiones (Libreros, Tinte, Paños, Tundidores, etc.). En todos los rincones encontraremos tiendas con objetos típicos a buen precio.
Siguiendo la calle hasta el final llegaremos a otra perpendicular, el Zacatín, que más adelante veremos. De momento cruzaremos esta calle y pasaremos por la calle López Rubio hasta llegar a la calle Reyes Católicos, una de las principales vías comerciales de la ciudad.
Cruzando la calle Reyes Católicos y siguiendo la calle López Rubio nos topamos de frente con el Corral del Carbón, que se construyó para dar hospedaje a las caravanas de mercancías que llegaban a la ciudadm a la vez que se controlaban los productos para el pago de impuestos. Data del siglo XIV, y su casi perfecta pervivencia en el pasado nos trae referencias de espacios similares en todo el Mediterráneo, especialmente en Marruecos, donde en ciudades como Fez o Marraquech abundan este tipo de fondacs.
  Bajando por la misma calle del Corral del Carbón (c/ Mariana Pineda), nos situaremos al poco rato en la Plaza del Carmen, donde se encuentra el Ayuntamiento de Granada. El edificio fue antiguamente un convento [...]. En la Plaza del Carmen se ha televisado en varias ocasiones el Fin de Año.
Terminamos de bajar la calle Reyes Católicos para encontrarnos en el centro neurálgico de la ciudad: Puerta Real. Su nombre se debe a la existencia antaño de una de las principales puertas de la muralla de Granada. Actualmente es un estupendo lugar de paseo con algunos de los edificios neoclásicos más emblemáticos, como el de Correos y, sobre todo, el muy popular Café Suizo.
Torcemos por la comercial calle Mesones y, al poco tiempo, subiremos la calle Arco de las Orejas (o, si lo preferimos, seguimos un poco más para subir por la calle Arco de las Cucharas) para desembocar en la Plaza de Bib-Rambla. Los nombres de estas calles provienen de la existencia en época árabe de arcos en la muralla, que pasaba por allí. Más tarde se porticó la plaza y finalmente quedó como la vemos ahora.
La fuente del centro, llamada "De los Gigantes" no se encontraba allí originalmente.
La plaza de Bib-Rambla siempre está repleta de cafeterías con terraza, jugueterías y floristerías, además de otros comercios, por lo que la zona, unida a la calle Mesones, es muy animada.
Cruzaremos de extremo a extremo la plaza de Bib-Rambla para encontrarnos de frente con la impresionante e inconclusa Catedral. Comenzó a construirse en estilo gótico en 1523, pero luego se convirtió en una gran obra renacentista de Diego de Siloé. La portada principal es una obra barroca de Alonso Cano (1667).
El interior del templo impresiona por su grandeza: cinco naves con enormes pilares corintios. El altar mayor está rodeado por una inmensa girola. Innumerables capillas a los lados y dos magníficos órganos en la nave central nos terminan conduciendo al museo de la sacristía, donde destaca la pequeña estatua de La Inmaculada, obra de Alonso Cano.
  Tras finalizar la visita a la sacristía, saldremos al exterior por la calle Oficios, y nuevamente nos encontraremos en la Gran Vía, a la altura de donde comenzamos el itinerario.
Desde aquí podemos ver la Capilla Real o en la Madraza, en caso de que no pudiéramos entrar antes, pues se encuentran allí mismo. Más abajo de la Capilla Real, en la Plaza de Alonso Cano, están la Iglesia del Sagrario y La Lonja, adosada a la Catedral; enfrente del Sagrario, el Palacio Episcopal.
Si nos sobra tiempo para ir de compras, nada mejor que pasear por la contigua calle Zacatín.