Granada  Solidaria
Articulo Revista Marista



Artículo de la revista Bética Marista

 

BÉTICA MARISTA. Real, 2 - 41950 Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Tel. (95) 416 44 88. Fax (95) 416 44 40

REFLEXIÓN
ESTOY PREPARADO...

Descálzate, porque la tierra que pisas es santa...

(Un relato kerigmático y pascual)

Servando, a quien mataron las estructuras de injusticia de nuestro mundo, ha sido resucitado por Dios. Y NOSOTROS SOMOS TESTIGOS. "Sus heridas nos han curado": gracias a él tenemos nosotros más VIDA. Su semilla, enterrada prematuramente, ya ha empezado a dar fruto.

Dios es el verdadero protagonista de esta historia. Nos queda tan sólo acercarnos de puntillas (o mejor, descalzos) a la vida de nuestro hermano Servando, para desentrañar ese paso cálido y firme de Dios en su existencia: cómo se dejó transformar y cautivar por el Padre, cómo se hizo sensible al clamor de los desheredados del mundo y cómo asumió su vocación de Hermano hasta las últimas consecuencias.

Queda entonces claro que estas líneas no pretenden ser una biografía. Quieren ser una BUENA NOTICIA para los que le conocimos o para los que seguimos embarcados en los mismos sueños que él tuvo. Se trata de jalonar un breve itinerario en su ser creyente. Nos toca a nosotros completarlo y, sobre todo, recrearlo, con la ayuda del Espíritu. Paz con vosotros.


SENTIRSE QUERIDO: EL AMOR NO SE IMPROVISA

    El papel de 'su' Dios desde niño, la influencia de su familia la condensa perfectamente durante el retiro con los Hermanos de Bolivia, en su visita al Distrito. En una reflexión sobre los dones de cada persona, escribe lo que termina siendo una oración:

    Veo que mi vida es un regalo del amor de Dios. Desde pequeño me he sentido querido en mi casa: he aprendido a amar y a ser responsable. He vivido la generosidad en mi casa y en mis hermanos. He aprendido la autenticidad y la entrega por los demás como el gesto de amor más auténtico. La confianza que en mí han depositado me ha educado en saber confiar y sentirme cercano. El ambiente sencillo, acogedor y el buen humor me han hecho apreciar la vida de familia. La austeridad y el compartir me han educado en el disfrutar de lo sencillo y auténtico. Entiendo que es milagro de Dios para el hombre comprender que, cuando se comparte, hay para todos y sobra.

    He sabido disfrutar de lo sencillo y familiar y agradezco la invitación que tú (Dios) me haces a crear familia en un estilo de vida basado en el trabajo, el compartir la vida de familia, y disfrutar la sencillez de trato y la presencia activa de una madre que anima, estimula y hace hogar. Tal vez, entiendo que mi ser de Marista es una continuación a nivel universal del espíritu de familia con que Dios ha regado mi hogar en la tierra. Aún hoy, reunidos en torno a la madre, Otilia, los hermanos podemos saborear el calor del hogar y el amor de hermanos.

    Gracias, Señor, por el regalo de mi vida. Reconozco que los dones que a veces soy capaz de reflejar son una herencia recibida y no un logro conseguido.

    Gracias porque he aprendido en mi familia, de forma natural, los valores auténticos de la vida. Mi infancia ha sido una escuela de vida. Y mi vida hoy, una invitación a hacer vida la vida que he mamado.

Gracias, porque a veces descubro que hay gente que me aprecia y se siente bien a mi lado. Me gustaría vivir y transmitir este estilo de vida, basado en la vida sencilla, el espíritu de familia, el trabajo y la autenticidad del amor que hace sentirse bien y quererse como hermanos.

(tarde del 20 de diciembre de 1991)


TÚ ME CONOCES

    Servando se escuda con humor en los estereotipos que hacen de él: su directividad, su locuacidad, su ingenio... Es tremendamente irónico -desde el humor- con los Hermanos, sobre todo con los que reproducen virtudes o características de las que posiblemente él carece en el fondo:

    Pero ¿qué tierra es la que subyace en su interior? ¿Dónde enraíza el Dios de su vocación, de su ser apóstol, de su decisión final? A la pregunta de quién es él realmente, responde en un cuaderno durante unas jornadas educativas:

    (Soy) una persona indecisa e insegura a la hora de tomar iniciativas, aunque terco y obstinado cuando veo con claridad el camino. Bastante preocupado por la imagen que proyecto ante los demás, aunque con frecuencia manifiesto lo contrario.

    Me creo excesivamente valorado por las personas que me rodean. Me halaga sentirme valorado pero me asusta el tener que decidir por los demás.

    Mi inseguridad me hace sentir la necesidad de apoyo, de alguien a mi lado. Reconozco mis carencias y rodeado de colaboradores proyecto una imagen aumentada de mí mismo.

    Con frecuencia tengo una imagen o demasiado positiva o demasiado negativa del otro.

    Soy una persona fría y no emotiva externamente. Da la impresión de que la timidez no existe en mí. En realidad con frecuencia me doy cuenta de que congelo mis sentimientos. Pienso que con esto soy más libre y no me ato a nadie, puedo darme a todos. Lo cierto es que con esta práctica hay muchas personas a las que no he tocado el corazón sino la cabeza.

(Cochabamba, 13 de enero de 1992)

    Quizá las lágrimas de tantísimas personas el día de su muerte no le den toda la razón...


ESTAR BIEN DONDE UNO ESTÁ: LOS JÓVENES

    Sorprendemos a Dios colándose en la vida de un hombre de convicciones firmes. Creía lo que hacía. Después de más de veinte años como religioso educador, era consciente de que allí donde estaba, había jóvenes y que éstos era, ya de por sí, necesitados (de esperanza, de referentes, de testigos...). Llegará a escribir respecto a su tarea en los colegios: Me posibilita el contacto con personas en ambiente académico y extraacadémico único. Me acerca a la vida de personas con sentimientos, no a cosas. Su paso por una comunidad de inserción le hizo relativizar toda obsesión -suya y de otros- por "ir a los pobres" (No fue la solución -dirá años más tarde de su experiencia). Valoraba la plataforma escolar como medio perfectamente válido para nuestra misión... ¡Siempre que se cumplieran algunos mínimos que no pactaba! Le duelen los Hermanos estancados prematuramente. Aquellos que, pese a su mediana o corta edad, no realizan una presencia significativa entre los jóvenes.

    Nunca tuvo una visión reduccionista del trabajo pastoral y evangelizador. Pero sí es cierto que apostó con fuerza por la pastoral de grupos, algo que él percibía con estrecha relación con la vitalidad: de los Hermanos, de los centros, de las comunidades...


LA VIDA QUE SURGE

    Como Delegado local o provincial, Servando asume vigorosamente el proyecto provincial de Pastoral. Se muestra abiertamente crítico con estilos y formas que a su juicio restan coherencia al proceso de nuestros grupos de fe:

    Pero la pregunta es cómo ayudó esta experiencia, sobre todo su labor de coordinación provincial, a madurar su experiencia de fe y a abrirse tan decididamente a la voluntad de Dios. Así escribía tras la Semana Santa del 93:

    Me pregunta un amigo y hermano: ¿qué hace un tío de 40 años en Castilleja cuando podría hacer tantas cosas en un colegio? ¿Cómo vive la Pascua un Hermano encargado de preparar pascuas para los jóvenes? Tiene uno la tentación de evadirse contando las cosas que se han hecho durante ese tiempo: 15 actividades distintas realizadas; 750 adolescentes y jóvenes que, de una manera u otra, han percibido el 'paso' salvador de Dios por sus vidas. Seguir profundizando en esta dirección nos lleva cambiar el proceso y perspectiva, pues al final de tantas reuniones de preparación y tantos papeles entregados, uno constata que, efectivamente, detrás de tantas cosas hechas, lo que realmente ha valido la pena han sido la VIDA de esas 750 personas. (...) Este verano nuestro lema seguirá siendo 'DA VIDA', porque nuestra vida tiene la sabia del que es la Vida. Nuestra vida, la vida que tú y yo vamos a dar el próximo verano en nuestro trabajo con los jóvenes, no se puede confundir con sucedáneos, porque nosotros estamos enganchados a la vida de Jesús.

    Indudablemente, su pertenencia al Consejo Provincial es otra gracia que le hace estar despierto a los signos de vida y muerte de la Provincia: la situación vocacional, la vitalidad de personas y obras... Expresa a veces su dolor por los valores antievangélicos que dejamos traslucir los Hermanos: instalación, falta de sentido de Dios, etc. Pero no le valen las quejan contra la 'estructura': la persona debe estar y sentirse por encima de ellas.


VEN Y SÍGUEME

    Los retiros para chicos y chicas de los Grupos de Vida Cristiana del cuarto nivel en Semana Santa, supuso también para él nuevos encuentros con el Señor y su Palabra. A la vez que presentaba y ayudaba a los jóvenes a que reflexionaran y oraran sobre el proyecto de Dios en el hombre, Servando también lo hacía y revisaba su vida:

    Jesucristo, yo siento tu voz. Tú me has dicho:
- 'Ven y sígueme. Véndelo todo. No quiero tus cosas, te quiero a ti. Vacíate de todo lo que te ata y te ahoga, y te llenarás de mí; mi gracia te basta. Confía siempre, porque a tu lado estoy. Quiero que seas sal y luz'.

    Aquí, Señor, tienes mi vida. Sabes que soy débil y de barro. Toma mi arcilla y modélame a tu gusto. Hazme como a María, nuestra madre, vasija que está siempre llena de tu amor, que se rebose y dé vida a tantas personas como yo, necesitan encontrar sentido a tu vida. Derrama tu agua viva en mi pobre existencia. Haz más consistente mi barro. Sabes con qué frecuencia me rompo y me quedo vacío, lleno de mis cosas, que no me satisfacen, pero que soy incapaz de dejar. Me das miedo, Señor. Es arriesgado dar un salto en el vacío. Tengo vértigo a lo desconocido. (...) Dame un empujón, Señor. Sé que no es fácil seguir tus huellas, pero con tu fuerza seré fiel...


AUDACIA Y ESPERANZA

    El XIX Capítulo General va a conmover definitivamente sus cimientos. Le desconcierta e incomoda la insistencia en escuchar las llamadas apremiantes del mundo y a ejercer una solidaridad concreta con los más necesitados. Pero no se atrinchera en sus seguridades y logros hasta ahora obtenidos. Algo pasa por su cabeza y mente durante los meses siguientes al Capítulo. Resulta muy difícil precisar qué decisiones previas tomó, qué esquemas mentales derribó, ... Quizá su único mérito fue dar un paso al frente, una carta, una llamada: 'Estoy preparado...' (Cf. Mt 25, 13). El gran mérito fue de Dios, al irle conquistando hasta encontrarle abierto a él por entero.

    De todas formas, él (Dios) siempre ha guiado mi vida, me ha invitado a seguirle y nunca he sentido la tentación seria de vivir al margen suyo. Siempre he sentido que mi vida no tendría sentido sin él.

(Cochabamba, 14 de enero de 1992)

    En febrero de 1995, escribía al H. Benito Arbués, Superior General:

    El motivo de esta carta es responder a tu petición de hermanos para el campo de refugiados de Ruanda y ponerme a tu disposición, si lo juzgas oportuno.

    La razón que me impulsa a ofrecerme para esa tarea surgió en mí el verano pasado. Durante el retiro provincial sobre el capítulo general entendí que las reiteradas 'llamadas a estrechar los lazos de solidaridad con los pobres es un imperativo evangélico y una llamada del Espíritu' (Doc. Solidaridad) no sólo para los Hermanos Maristas en abstracto, sino también una llamada personal para mí, como Marista.

    No te oculto que me asustan las condiciones que pedís. Dudo que sea la persona idónea para llevarlo a cabo. (...) A pesar de todo, la invitación del Capítulo General a la 'Audacia y esperanza' me anima a dar este paso. También te digo que la primera lectura de la Misa del domingo (Isaías 6, 1-8), 5 de febrero, me hizo comprender la situación bastante claramente. Leía una introducción a la lectura que decía: 'Cuando Dios llama a alguien, la debilidad humana y el pecado no son motivo suficiente para negarse a esa llamada, sino para reconocer en la propia flaqueza, la posibilidad de la fuerza de Dios'. Por tanto, quiero hacer mía esta Palabra de Dios, dejar que se manifieste su voluntad, y si llega el caso, que Él me ayude a responder de la misma manera que Isaías:

    'Yo, hombre de labios impuros... escuché la voz del Señor, que decía:
    - ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?
    Contesté:
    - Aquí estoy, mándame'.

    Ya el verano pasado, en el retiro, le expuse al Provincial (Ramón) que mi edad (42 años) era un buen momento para un curso de espiritualidad. Entiendo que a esta edad todavía puede una persona discernir si las llamadas del Capítulo a dar pasos significativos hacia una misión más solidaria con los pobres y en contacto con otras realidades y culturas es una llamada personal, y que dejado para unos años más tarde, las condiciones físicas y todas las demás, lo harían invariable. Pienso que si es cierta la frase: 'los pobres evangelizan', vivir un año con los pobres podría ser una buena 'peregrinación de solidaridad' y mi mejor curso de espiritualidad.

(17 de febrero de 1995)